Madrid Diferente

El Aperitivo del Corazón

El Aperitivo del Corazón
El Aperitivo del Corazón

En la frontera entre Antón Martín y Lavapiés aún se puede respirar un verdadero y auténtico ambiente de barrio. El Aperitivo del Corazón es prueba de ello: un bar con sabor de antaño que Enrique Fernández y Antonio Péa (también artífices de El Corazón, en la vecina Santa Isabel) han adaptado al nuevo ritmo de las gentes de la zona, creando una versión cosmopolita y atractiva de las tascas castizas. No se han roto la cabeza con reformas, pues su intención era dotar al local de un aspecto y filosofía más contemporáneos sin que perdiera su estética original. Sí se han tomado, en cambio, su tiempo para rascar la superficie y encontrar unos azulejos setenteros o descubrir una pared de ladrillo, así como para recuperar algunas antigüedades como las lámparas y otro mobiliario donados por Doña Ángeles, la tía de su amigo Eulalio.

Su propósito es hacernos recordar los bares que visitábamos de niños con nuestros padres o abuelos y que podamos disfrutarlos al igual que lo hacían ellos. Un lugar donde saben lo que es ‘una caña bien tirada’ (acompañada de su correspondiente tapita), donde podemos parar a tomar el botellín de Mahou antes de recogernos en casa, o quedar con los amigos a tomar el vermú: Miró de Reus, de grifo y con sifón, como tiene que ser. En su cocina solo se utilizan productos que vienen del mercado y los comercios del barrio, por eso aquí cobra más sentido que nunca el término ‘platos caseros’: tortilla de patatas (hecha al momento); sardinas ahumadas con aceite de oliva; revuelto de salmón y gulas; ensalada de tomate, ventresca, pimientos y queso de cabra o solomillitos al Pedro Ximénez . No falta algo de laterío fino (también para take away) y, cómo no,  los callos ‘de Lola’, hechos por la madre de Enrique que cada miércoles se deja caer por allí para proveer de su plato estrella a los asiduos al bar. Están increíbles acompañados con el pan del Museo del Pan Gallego, que en El Aperitivo sirven tostado y con un chorrito de aceite de oliva.

Sigue leyendo en Madrid Diferente…